Cuatromonos
Una reseña biográfica (y empresarial) tan parcial como objetiva.
Mi nombre es Gonzalo y soy codirector de esta agencia.
Probablemente, las reglas invisibles de la formalidad indican que en este apartado debiera hablar sobre lo creativos que somos y cómo ese es nuestro diferencial, sobre nuestra larga trayectoria o sobre nuestros valores y motivaciones para contribuir a un mundo mejor en el que todos seamos felices y las arañas no piquen.
Sinceramente espero que nuestros trabajos en la sección de porfolio indiquen por sí mismos lo creativos que somos y nuestra larga trayectoria sin necesidad de hacer mala literatura al respecto.
En cuanto a nuestras motivaciones, la explicación corta es que nos motiva trabajar de lo que nos gusta y que nos paguen por eso.
Para saber sobre nuestros valores hay que trabajar con nosotros, porque todo lo que diga acá sobre profesionalismo, ética y nobleza podría simplemente ser mentira. No lo es, pero podría.
Aclarado esto, abro paso a lo que realmente he venido a escribir en estas líneas, que es que, si usted tiene una empresa y requiere hacer algún tipo de publicidad o servicio de marketing, debería contratarnos a nosotros, porque en el equipo tenemos a mi viejo, y créame que quiere contar con él.
En este momento usted estará pensando que enloquecí, o que soy un adolescente que aún cree que su padre es un superhéroe, y son prejuicios razonables que yo también tendría luego del párrafo anterior, pero no se apure y permítame explicarle.
Lo que viene a continuación hay que leerlo disponiendo de dos o tres minutos, y quizás no le sobre el tiempo, pero imagino que coincidiremos en que antes de contratar un servicio, siempre es bueno saber quiénes están detrás de la empresa que lo provee.
Mi viejo se llama Gabriel y es codirector y fundador de Cuatromonos.
Si le preguntan en confianza, él va a decir que ha trabajado poco en su vida, y eso es algo que siempre me hace gracia y que espero que algún día pueda resolver en terapia, porque los datos indican que es un obsesivo del trabajo y el aprendizaje desde niño.
Comenzó a los 7 años ayudando a mi abuelo con un reparto de leche y pan, luego tuvo su propio reparto de masitas por Sayago y alrededores, trabajó en las obras de una cooperativa y vendió zapatos. Todo eso antes de los 18 años.
A los 19 abrió su primera agencia de publicidad en la que hacía slides (placas informativas) para televisión y redacción creativa mientras además se convertía en pionero en el uso de aerógrafo para pintar vidrieras de comercios, carteles y vehículos.
A los 24 abre su segunda agencia e incorpora dirección de arte para el armado de vidrieras y stands, diseño gráfico de logotipos, folletos, afiches, dirección de fotografía fija y publicidad para radio.
Y cuando le hablo de agencia no me refiero al concepto actual de 300 personas desde Director general hasta Marketer en servidor de café Jr., el tipo hacia todo eso él mismo, incluido servir el café.
Y todo venía espectacular con la agencia trabajando a toda máquina hasta que su socia decide cerrar la misma de forma unilateral, y cuando digo cerrar, me refiero a escabullirse una noche y desvalijarla por completo, dejando a Gabriel sin computadora, compresores, aerógrafos, libros y los cheques a cobrar.
Pero si hay algo que siempre tuvo este tipo es la tenacidad de un ovejero decidido a hacer el pozo más grande del parque, así que con el dinero que le quedaba se compró una nueva computadora y abrió su tercera agencia, especializándose en el diseño disruptivo de tarjetas para comercios.
Las imprimía y cortaba él mismo, haciendo de a miles por semana, mientras yo, ya nacido, le rompía las pelotas para que me llevara a jugar a la placita. Y me llevaba.
La agencia crece y suma a su repertorio el diseño gráfico de envases y packaging, generando contacto con empresas a las que les interesaba hacer publicidad audiovisual, sentándose así las bases para Sangreverde Films, el primer nombre de Cuatromonos allá por los 2000, estrenando el concepto de Agencia-Productora audiovisual.
Gabriel guionaba, realizaba y editaba los proyectos. Lo mismo que hacemos ahora, pero en aquel entonces teniendo que defenderse con el conocimiento adquirido por, según cuenta, “haber visto muchas películas desde niño”, cientos de horas de pruebas y un par de cursos de corta duración sobre dirección.
Aún no había millones de tutoriales de Youtube sobre cómo ser Steven Spielberg o lavarse el pelo sin que te entre el shampoo en los ojos.
Y con eso se arregló para hacer sus primeras publicidades para televisión, logrando muy buenos resultados de la forma menos ortodoxa que ha conocido la humanidad en materia audiovisual.
Con los años fue conociendo al resto del equipo que integra o integró lo que hoy es Cuatromonos, incluyéndome, aunque técnicamente a mí ya me conocía, ya saben, de ser mi padre.
Hoy Gabriel es uno de los mejores publicistas y directores generales del Uruguay, teniendo una experiencia en la realización de proyectos complejos y un conocimiento técnico muy difíciles de igualar. Y lo digo con cariño pero muy objetivamente, porque yo no le regalo flores porque sí ni a mi propio padre, no importa cuantas veces me haya llevado a la placita a jugar.
Ha pasado por todo, ha creado, ha caído y se ha levantado.
Se formó haciendo y emprendiendo, como lo hacían los hombres y las mujeres de una época no tan lejana en la que el acceso a la información no iba en los bolsillos con 74% de batería.
Pero también se formó y lo sigue haciendo a través de la obsesiva e incansable investigación y curiosidad que hacen falta para nunca dejar de sumar conocimientos y habilidades que nos hagan ser en cada proyecto un poco mejores que en el anterior.
Si él hubiera escrito estas líneas seguramente hubiera dicho algunas cosas lindas sobre mí. Y seguramente fueran ciertas. Pero incluso todo lo bueno que se pueda decir sobre mi trabajo es gracias a haber aprendido durante tantos años junto a uno de los mejores.
Yo, que ya soy un adulto de barba y con una hija, me considero un tipo muy afortunado por tenerlo en mi equipo, y le aconsejo a usted, que considere seriamente tenerlo en el suyo, defendiendo la camiseta de su empresa.